- Vení, sentate al mi lado y mirá cómo todo se soluciona cuando el viento sopla
- Pero tengo que moverme, hacer algo, no puedo quedarme acá sentada
- Tiempo sobra, pero paciencia te falta. Confía en que todo va a salir bien
- ¿Y si no se resuelve?
- ¿Vos crees que puede empeorar?
- Y no, ya sería excesivo
- Bueno, entonces sentate y pasame los criollitos porque tiempo hay y me entra hambre.
Se sentó al fin y observó conmigo cómo las cosas se volvían a colorear con el tiempo.
Me encantó. Genial el diálogo y la capacidad de encerrar un momento que resulta intrigante. Martín Perea, compartí más que está buenísimo lo que escribís. Luego armamos el libro "Palabras que suenan"!!
ResponderEliminar